Hay niños que les encanta que les den mimos, pero si se trata de gente ajena a la familia es una situación totalmente distinta. Poneos en su lugar, ¿qué haría un padre si paseando con su hijo una persona viene de frente a su hijo e intenta tocaarle o acariciarle?

¿Vamos tocando a bebés cuando vemos un carrito porque son muy monos y despiertan tanta ternura?

Pasa continuamente con los perros y ahí es cuando nos podemos dar cuenta de lo tolerantes que son con los demás. Somos totalmente invasivos con el espacio de los perros, pero ahora sois un poco mas conscientes y habéis empatizado. Intentad ser cuidadosos con lo que les llegamos a hacer pasar cuando alguien se abalanza sobre él o simplemente cuando está aguantando que le muevan la cabeza mientras lo tocan y te digan: le da igual, este está fuerte, lo aguanta todo.

Propongo un modelo cordial y amistoso en el lenguaje correcto del saludo canino. Hay que evitar llegar al perro estirando los brazos hacia él o de tocarlos efusivamente en cuanto estamos cerca igual que, evitar el contacto visual y no hablarles (hablándoles ya estableces el contacto). Si a ellos todo les cuadra vendrán, nos olerán y solamente debemos permitir que lo hagan para seguidamente desplazarnos sin movimientos rápidos ni bruscos.

Si no cumplimos con el saludo adecuado y correcto él puede reaccionar aganchando la cabeza para que la mano no llegue a tocarle, girando la cabeza evitando la acción o quizás se vaya, entre otras cosas.

Una respuesta demasiado animosa no significa que al perro le guste que lo toquen, sino que puede ser una estrategia para afrontar la situación, y que en realidad está indicando que se siente preocupado por el humano.